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El miércoles 28 de marzo, agentes de la Guardia
Civil se presentaron sin previo aviso en dos centros educativos de la
Comunidad de Madrid y se llevaron a dos niñas, una de 9 años y otra de
14. Las dos niñas fueron conducidas a dependencias judiciales la mayor, y
a casa de la abuela paterna la pequeña.
Pese a su decidida oposición, las dos menores han
quedado bajo la custodia de sus respectivos padres. No importa que la
menor de 9 años haya relatado que su padre abusaba de ella ni que la
menor de 14 años haya denunciado que su padre la maltrata regularmente y
que se ocupaba muy negligentemente de ella.
Los Guardias Civiles cumplían las órdenes de las
respectivas titulares de los juzgados de familia 2 y 3 de Colmenar
Viejo. Ambas magistradas han recurrido, a la hora de conceder la
respectiva custodia de las dos menores, al llamado Síndrome de
Alienación Parental o SAP, un supuesto trastorno mental infantil cuya
formulación consideran, tanto organizaciones de mujeres como
profesionales de la psicología y la psiquiatría, es una forma más de
violencia contra las mujeres.
Un supuesto trastorno mental infantil
El SAP se aplica en litigios por la custodia cuando la
madre denuncia malos tratos o abusos a su hijo o hija aunque es una
teoría rechazada por numerosas y prestigiosas instituciones científicas
(como la Asociación Americana de Psiquiatría, la Organización Mundial de
la Salud, la Asociación Española de Neuropsiquiatría o la Asociación
Española de Pediatría). Según sus defensores, el SAP surge cuando una
niña o niño se niega a ver al padre. En los casos en que se aprecie
problemas de relación y rechazo de los hijos y las hijas hacia el padre,
la primera aproximación desde el punto de vista científico debe ser
descartar situaciones de violencia. Sin embargo, los defensores del SAP
explican dicho rechazo por un supuesto lavado de cerebro por parte de la
madre.
El SAP fue descrito en los ’80 por Richard Gardner, un
psiquiatra estadounidense que recomendaba cortar tajantemente la
relación del niño con la madre alienadora mientras insistía en que hay
que hacer lo posible por mantener y construir la relación con el padre,
aunque se haya probado que éste ha abusado sexualmente del hijo o hija.
Esto concuerda con la creencia de Gardner de que el abuso sexual no es
necesariamente traumático (Cita del propio Gardner).
Al aplicar el SAP, las juezas de los juzgados de Familia
nº 2 y 3 de Colmenar Viejo han retirado la custodia de sus respectivas
hijas a sus madres y se las han concedido a sus padres a las que debían
ser entregadas. Entregas decretadas para el pasado septiembre, en el
caso de la pequeña, y para diciembre en el de la menor de 14 años.
Entonces esta niña escribió una carta para hacer pública su situación
que empezaba “Hola, he sido y soy a día de hoy una niña maltratada por
mi padre”. La movilización de un grupo de mujeres y de allegados
consiguió que en ambos casos las dos niñas pudieran evitar ser
entregadas a sus padres. Pero las menores quedaron en un limbo legal
porque aunque estaban viviendo con sus madres estas no tenían ya su
custodia.
El caso de las dos niñas
A la pequeña se la llevaron arrastras del colegio y ni
siquiera le dejaron despedirse de su hermana, que es alumna también del
centro, como sugirió su tutor al que la niña se aferraba pidiéndole que
no dejase que la llevasen con su padre. El jueves 29 de marzo, la
hermana llamó a la casa de los abuelos y el abuelo le dijo que nunca la
dejaría hablar con ella. Por la noche, la niña llamó a escondidas a su
casa e inmediatamente le cortaron la llamada.
Esta niña de 9 años ya no volverá a su cole, cambia de
localidad de residencia, no podrá tener ningún contacto con la madre ni
nadie de su entorno (incluida su hermana) al menos en dos meses como
recoge la sentencia. Tampoco permiten que le siga atendiendo su
psicóloga.
La situación de la niña mayor es espeluznante. Se
presentaron en el instituto dos guardias civiles de paisano con una
orden judicial para llevársela. El equipo directivo puso toda la
resistencia que pudo a entregarla sin más hasta que, finalmente, la
secretaria judicial, en una llamada de teléfono a instancias de los
guardias civiles, amenazó a la dirección con denunciarles por desacato a
la autoridad.
La menor fue conducida a dependencias judiciales donde
estuvo incomunicada. Allí le quitaron el móvil, no ha sido posible
posible contactar con ella desde entonces. Tampoco le permitieron hablar
con el abogado de su madre que se personó en el juzgado. Como la menor
mantuvo su negativa a irse con su padre, la jueza dio orden de que la
Guardia Civil la llevara donde el padre dijera. No se ha vuelto a saber
nada de su paradero ni han permitido que se le hiciera llegar la
medicación que está tomando. La madre tiene una orden de alejamiento y
no podrá tener ningún contacto con su hija en dos meses. Aún no se le ha
comunicado la ejecución forzosa de la retirada de custodia.
Estas niñas sólo han cometido un pecado, denunciar a sus
padres y pedir protección y la respuesta de las instituciones, no sólo
la judicial sino también la de los equipos psicosociales adscritos al
juzgado, de los servicios sociales, de los puntos de encuentro
familiar…., ha sido darles la espalda y permitir que sean entregadas
contra su voluntad a padres a los que han denunciado como maltratadores.
Os recomendamos los siguientes enlaces:
- Carta que ha escrito el tío de la niña de 14 años
- AUDIO: Ponencia "La Voz de la víctimas invisibles". El S.A.P. como constructo.de F. Urzanqui y C. Garrido
- Informaciones sobre estos casos publicados en el periódico Diagonal aquí y aquí